Memorias de la vida golfa Javier Krahe desplegó ayer en una abarrotada Casa de Cultura su colección de canciones sardónicas aunque con un trasfondo de amargura Ricardo Solís / Juan C. GALÁN
Javier Krahe salió al escenario de la Casa de Cultura como si pasara por allí, como si el concierto que él mismo estaba a punto de protagonizar le hubiera pillado de improviso. Como Charlot en la manifestación de «Tiempos modernos». Una mano en el bolsillo, la otra enrollando un pañuelo recién usado. Escuchimizado y sorprendido. Sólo una actitud, y el público, que abarrota la sala, ya se desternilla. Es lo que tienen las personas que no se dan ni un ápice de importancia: son graciosas incluso cuando no quieren.
Javier Krahe cumplió 65 años el pasado marzo. Si no se tratara de un coloso de la música golfa y sardónica, el Estado le hubiera obligado ya a jubilarse. Gracias a Dios, la maquinaria de la burocracia no funciona con los talentos. De lo contrario, Avilés no hubiera gozado ayer con las canciones de una «rara avis» de la música patria. Pagar una entrada por ver a Krahe cunde como si fueran dos: una, por el espectáculo musical. Otra, por los impagables monólogos que intercala entre tema y tema y que algún pseudo-humorista televisivo debería estudiar hasta la saciedad.
«Mi intención es pasarlo bien, espero no estropearlo», dijo, para iniciar un rosario de canciones de letras llenas de filigranas, como la demostración que hizo con el tema «En las antípodas» (en las que todo es idéntico a lo autóctono), en la que sólo utiliza palabras esdrújulas. Luego están sus temas preferidos: las mujeres, para Krahe un universo inescrutable, la vida golfa (los canutos, las melopeas, las libaciones y demás, siempre presentes en sus canciones) y la amargura del tiempo que pasa sin freno.
A Krahe, la transición y el florecimiento de los cantastes protesta (hoy, según Sabina, «cantantes próstata») le pilló de chufla en el mítico «Mandrágora» madrileño. Y ahí sigue, para solaz de muchos.

Javier Krahe desticula durante la intepretación de un tema en su concierto de ayer en la Casa de Cultura.